Una bóveda del tamaño de la Sagrada Familia en las entrañas de la montaña.
La montaña esconde en su interior muchas sorpresas y esta, aunque creada
por el hombre es una de ellas.
Una obra colosal iniciada en los años 50 y finalizada en 1974.
Muchos somos los que por diferentes motivos pasamos por Tavascán y nos pasa desapercibida quedándonos tan sólo con la imagen de los transformadores de su entrada. Merece la pena hacer una parada y completar la vista de una hora y media tanto por lo curioso de la actividad como por la información y conocimientos que en la misma se adquieren.
Muchos somos los que por diferentes motivos pasamos por Tavascán y nos pasa desapercibida quedándonos tan sólo con la imagen de los transformadores de su entrada. Merece la pena hacer una parada y completar la vista de una hora y media tanto por lo curioso de la actividad como por la información y conocimientos que en la misma se adquieren.
Una visita apta para todos los públicos y muy bien guiada por sus
responsables que nos conducirá por largos pasillo y altas bóvedas para conocer
un secreto bien guardado del Pallars.
Destacar como singular a nivel técnico que se trata de una central de ciclo
reversible, es decir de día toma agua de los lagos para producir electricidad y
por la noche en horas valle de consumo utiliza parte de la electricidad
generada durante el día para devolverla a su lugar de origen.